top of page
White Structure

Vayeji -El Precio de Ser El Elegido

Actualizado: 11 mar

Por Jack Levy

 

¿De qué sirve ser el elegido si te cuesta la vida? ¿Para qué queremos líderes si terminan corrompidos por el poder? ¿Quien esta contento con sus lideres? Vamos directo al grano: la Parashá Vayejí es un espejo brutal que nos muestra el precio emocional, espiritual y ético de liderar. Yaakov bendice a sus hijos con palabras que no solo inspiran, sino que también algunas de ellas duelen. Les deja un legado que, lejos de ser solo una bendición, es aparentemente una critica o descripción de cada uno. ¿Qué significa realmente ser lider? ¿Es un privilegio o una sentencia? ¿Es el liderazgo un acto de servicio o simplemente otro disfraz para el control y la manipulación?

Y no nos hagamos tontos. A todos nos encanta la idea de ser "el elegido". Nos llena el ego pensar que somos los favoritos de Dios, los llamados a iluminar el mundo. Pero ese cuento ¿es un regalo o una trampa?.


La religión, por su naturaleza, con el tiempo tiende a transformarse en institución. En su forma original, la religión puede ser un canal para la espiritualidad pura, una búsqueda personal de lo divino (de hecho todas comienzan asi). Pero al institucionalizarse, poner reglas y mandatos, muchas veces se ve obligada a sacrificar el fondo por la forma. Imagina un movimiento social que surge para luchar contra la injusticia, lleno de pasión y energía, liderado por personas dispuestas a cambiar el mundo. Al principio, cada acción está impulsada por ideales puros y una conexión real con las personas. Pero con el tiempo, se organiza, se crean comités, reglamentos y estructuras jerárquicas. Lo que empezó como un movimiento lleno de vida y significado termina siendo una máquina que pone el enfoque en reglas y protocolos, olvidando por completo la pasión original, perdiendo así la chispa que lo hacía especial. Así también, lo que comienza como una expresión pura de conexión y propósito en la religión, generalmente se convierte en un dogma que pierde de vista su verdadero significado. Entonces, ¿cuándo el liderazgo deja de ser espiritual y se convierte en un juego de poder? ¿Estamos dispuestos a cuestionar las instituciones que dicen representarnos y buscar una trascendencia genuina, incluso si eso significa romper con lo establecido?


Te advierto que este ensayo no es para todos. Vamos a cuestionarlo todo: ¿Qué implica ser un líder? ¿Cómo se convierte la religión en un arma de control? ¿Qué tan dispuestos estamos a pagar el precio emocional y psicológico que conlleva liderar desde la autenticidad? Y, sobre todo, ¿cómo liberamos nuestra espiritualidad de las instituciones y del poder?


Vamos a desnudar esas mentiras cómodas que nos contamos sobre liderazgo, poder y espiritualidad. Nos vamos a meter de lleno en las partes más crudas y brutales de lo que significa liderar y ser liderado. Porque si no cuestionamos las historias que nos contamos, ¿cómo fregados vamos a cambiarlas?


Parashá Vayejí:


La Parashá Vayejí, la última del libro de Bereshit, nos lleva al lecho de muerte de Yaakov, donde Yaakov reúne a sus doce hijos para bendecirlos y definir su legado. Pero estas no son bendiciones al estilo de los cuentos de hadas; son mensajes crudos, con un filo que corta. Más que palabras bonitas, son un espejo brutal de sus virtudes, defectos y el destino que les espera.


Reuben, el primogénito, es reprendido por su impulsividad, mientras que Shimon y Leví son confrontados por su violencia. Yehudá es elevado como el líder de sus hermanos, el futuro rey. Yosef recibe una bendición que resalta su resiliencia, pero también lo aísla como el favorito. Cada hijo recibe su parte, y esas palabras no solo reflejan quiénes son, sino quiénes podrían llegar a ser.

Finalmente, Yaakov pide ser enterrado en la tierra de sus ancestros, reafirmando la conexión con la Tierra Prometida. Tras su muerte, Yosef enfrenta el miedo de sus hermanos, quienes temen que busque venganza. Pero él, desde una posición de poder, les asegura que lo que ellos intentaron para mal, Dios lo transformó en bien.


Vayejí no es solo el cierre de una historia familiar; es un recordatorio de cómo el liderazgo, el poder y el destino pueden ser tanto una bendición como una carga, dependiendo de cómo se enfrentan. ¿Qué haces con el legado que recibes? Esa es la pregunta que nos deja esta parashá.


Liderazgo, Poder y el Precio de Ser el Elegido


El liderazgo es un campo peligroso. Nos apantalla con la promesa del poder, pero también conlleva a la responsabilidad de cargar con la vida de otros. La Parashá Vayejí nos da con todo. Yaakov no endulza las cosas: bendice a sus hijos, sí, pero también los enfrenta brutalmente con sus verdades y les pone una carga que pocos podrían soportar. ¿Ser líder es un privilegio o una condena? ¿Y qué tan caro, en alma y sangre, estamos dispuestos a pagar por cargar con ese rol?


El Privilegio del Liderazgo: Poder que Debe Servir


Yaakov no se anda con rollos romanticos o sentimentales. Al bendecir a Yehudá con el liderazgo, no le da exactamente un premio, le lanza una tarea complicada. No es una corona que brilla, es una carga que si no la asumes pesa. Liderar no es un juego de astucia ni de fuerza; es cargar con las vidas de otros, con sus fallas y sus esperanzas. Yehudá, que estuvo dispuesto a dar su vida por Benjamín, muestra lo que un líder debe ser: alguien que pone el bienestar de los demás por encima de su ego, aunque eso le cueste todo.


Pero vamos a ser claros: la historia (y la actualidad) nos grita que el poder casi nunca se usa con esa pureza. Desde el Imperio Romano hasta la Inquisición, el liderazgo religioso ha sido un disfraz para el control y la opresión. ¿Cómo evitamos que el liderazgo caiga en esta trampa? Mario Saban dice que hay que liberar a Dios de las ideologías. Liderar no es controlar, es servir. Y eso implica matar el ego, recordando que el poder no es tuyo; es una herramienta para el bien de los demás.

Hoy, la crisis de liderazgo está en todos lados: política, negocios, religión. Y seamos sinceros, ¿alguien realmente está feliz con sus líderes? Claro que no. Muchos de ellos usan el poder como si fuera su juguete personal, manipulando a las masas y dividiendo para beneficio propio. Hoy, un empresario puede comprar las elecciones del país mas importante, como quien compra un café, o una red social puede destrozar la reputación de cualquiera con un solo clic. Yaakov, al bendecir a Yehudá, nos lanza una verdad incómoda y cruda: liderar no es buscar aplausos ni gloria vacía, es cargar con las expectativas, las fallas, miedos y las esperanzas de otros. Y eso, no es para cualquiera.


El Precio Psicológico de Ser el Elegido


Yosef, el hijo favorito, carga la otra cara del liderazgo: el peso emocional y espiritual de ser el elegido. Desde el principio, su estatus especial lo convierte en un paria entre sus hermanos, quienes lo ven como una amenaza. Su ascenso en Egipto, aunque lleno de éxito, está marcado por la soledad y el exilio. Incluso en su momento de mayor poder, Yosef sigue siendo un extranjero, desconectado de quienes lo rodean.


La psicología moderna identifica esto como el "síndrome del alto desempeño": la presión de ser "el mejor" con una mochila llena de imposibles. Nunca puedes mostrar debilidad, siempre debes estar en control, y parece que tienes que cargar con el peso de todos. Espiritualmente, esto desconecta al líder de su humanidad, familia o comunidad. Pero esta no es una historia única. Cargar con ser el favorito tambien le toco a Isaac y a Yaakov, donde la historia de ambos estuvieron plagadas de problemas familiares y conflictos interminables. Ser el elegido no fue un honor, fue un yugo, un rol que los moldeó tanto como los quebró.


El verdadero liderazgo espiritual debe liberarnos, no aprisionarnos. Yosef lo entiende al final de la parashá, cuando sus hermanos, temerosos de su venganza, reciben una respuesta sorprendente: "Lo que ustedes intentaron para mal, Dios lo transformó en bien". En ese momento, Yosef deja de ser el "elegido", deja de ser víctima de su posición y se convierte en un verdadero líder aprovechando su posición para sustentar, reconciliar y finalmente sanar patrones familiares.


Privilegio Vs Responsabilidad


En mi libro La Voz del Alma lo expongo algo asi:

"Dejar de ver la religión como un privilegio y empezar a entenderla como una responsabilidad hace toda la diferencia. Porque, sí, lo sagrado no se trata de sentirte el hijo especial ni de decir "yo tengo la verdad y tú no". Basta de jugar a los niños. Eso seguro que no te conecta con Dios, te conecta con tu ego. Y ese ego transforma lo que debería ser un acto de servicio en un maldito juego de poder que divide, aleja y destruye."

Liderar desde el servicio, en cambio, nos acerca a lo divino. Los sabios lo explican en principio cabalístico que llaman "el cabello de la barba de Dios" lo explica mejor que yo: ¿un cabello de tu cabeza eres tu? No...sin embargo a traves de el puedo deducir muchas cosas de ti, es decir puedo determinar probablemente que edad tienes, si eres hombre o mujer, tu adn, etc. Lo mismo pasa con toda la creacion, todo es una expresion de Dios pero paradojicamente nada ES Dios y cuando lo entiendes asi entonces comprendes que hasta la más pequeña celula tiene un propósito, una razón para existir en el todo. Un verdadero líder no busca ser el centro, busca ser el puente por donde pasa la luz, no el que la monopoliza. Su trabajo no es brillar, sino permitir que otros brillen. O en palabras de Rabbi J. Sacks

"Good leaders create followers, but great leaders create leaders."

Muchas instituciones religiosas, al intentar preservar su estructura, han transformado esta luz en una herramienta de control. En lugar de ser un canal para la conexión espiritual y la sanación, la espiritualidad ha  servido para reforzar jerarquias y perpetuar dinámicas de poder. Lo que debería ser la medicina contra el ego y la corrupción termina, a veces, alimentando los mismos vicios que pretendía curar. Es como las antibioticos, mal usados, se convierten en resistencia, perdiendo de vista su propósito esencial y dejándonos atrapados en el mismo ciclo que queríamos romper, (tal ves hasta un poquito peor).


Entonces, ¿cómo rompemos este ciclo? La verdad, no es tan complicado, pero nadie quiere hacerlo. Es más cómodo dejar que otros tomen las decisiones y vivir de reglas que tengamos a quien culpar si fallamos. Romper el ciclo significa dejar de buscar culpables y asumir que la única evolución que importa es la que comienza contigo y eso necesita de mucho valor para cuestionar y buscar respuestas, creando esa conexión directa, cruda y personal con lo divino que NO necesita intermediarios, dogmas ni reglas que sofocan. No significa tirar la tradición a la basura, pero sí que la trasciendas, que la uses como trampolín para llegar a lo esencial. Porque la fe real no divide, no crea barreras, no pone etiquetas: une, transforma y libera.


El Legado de Yaakov y Nuestra Realidad


El legado de Yaakov no es solo una historia bíblica; es una metáfora de nuestras propias luchas con el liderazgo y el poder. Todos enfrentamos momentos en los que debemos liderar: en nuestras familias, trabajos o comunidades. Pero la pregunta es: ¿Desde donde lo hacemos? ¿Desde el ego, buscando validación y control, o desde el servicio, entendiendo que liderar es asumir responsabilidad y liberar a otros de sus miedos?


La bendición de Yaakov no idealiza a sus hijos; les dice la verdad, con toda su crudeza. Les muestra que el liderazgo no es para los perfectos, sino para los dispuestos. Yehudá, con su redención personal, y Yosef, con su capacidad de perdonar, nos enseñan que liderar es un acto profundamente humano, lleno de imperfecciones, pero también de posibilidades.


Ser Vasijas de Luz, No Portadores del Ego


El liderazgo verdadero no se trata de ser el centro, sino de convertirse en un conducto. Los sabios nos dicen que Moshe fue el hombre más humilde que existió. No sabemos dónde está su tumba, ni siquiera el Monte Sinaí, porque la Torá misma nos enseña que la santidad no reside en lugares, objetos o personas, sino en el flujo de la luz divina que atraviesa a través de todo. Moshe no era la luz; era la vasija, el klil tiferet, (una corona hermosa) una herramienta hermosa y transparente que permitió que la luz divina se manifestara sin apropiarse de ella. Así es como debemos entender el liderazgo: como un servicio que guía, pero no domina, que inspira sin convertirse en un ídolo.


En esta era, en la que tantas voces claman por nuestra atención y tantos líderes buscan seguidores, la lección de Moshe es urgente: no pongamos intermediarios entre nosotros y Dios. Cada uno de nosotros, hechos a imagen y semejanza, tenemos el potencial de conectarnos directamente con la luz divina. Pero eso no significa que no necesitemos líderes. Busquemos líderes humildes, dispuestos a admitir sus errores, a aprender y a servir sin esperar gloria ni privilegios. Y, aun así, nunca los idealicemos ni hagamos santos. Incluso el líder más sabio es solo una parte del todo, una perspectiva, un fragmento de la verdad infinita. Líderes que nos ayuden a descubrir nuestra propia conexión con lo divino, no que se expongan como dueños de la verdad.


La Parashá Vayejí cierra el libro de Bereshit con una lección esencial sobre liderazgo y legado. Yaakov nos recuerda que el verdadero liderazgo no es imponer un destino, sino dar dirección, ofrecer pistas, y dejar que cada uno complete su camino.


Así que la pregunta final no es si lideramos o seguimos, porque todos hacemos ambas cosas en distintos momentos. La pregunta es cómo lo hacemos. ¿Estamos siendo un klil tiferet, una vasija transparente que deja pasar la luz, o estamos atrapados en nuestro ego, bloqueándola? Porque al final, liderar desde la humildad y seguir con discernimiento nos acerca más a la luz divina y nos aleja de los juegos de poder que fragmentan el mundo.

La luz no es propiedad de nadie. No pertenece a líderes, religiones o instituciones. La luz es de todos y para todos. Y en esa verdad, encontramos nuestra mayor conexión con lo divino.

¿Estás dispuesto a ser una vasija que refleje la luz para guiar y seguir con humildad aunque eso te cueste la identidad que hoy tienes? Porque al final, no se trata de quién lleva la antorcha, sino de cómo encendemos juntos el fuego que ilumina el mundo. La luz ya está en ti; el único paso que falta es permitir que brille.





 

Bibliografía y Referencias

  1. Parashá Vayejí (Génesis 47:28 - 50:26)

  2. Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ. Bantam Books.Análisis sobre el impacto emocional del liderazgo y las dinámicas de control emocional.

  3. Pirkei Avot. (capitulo 4 mishna 1). Ética de los Padres.

  4. Saban, M. (n.d.). Reflexiones sobre poder religioso e ideologías en conferencias y entrevistas.Discusión sobre el impacto histórico de la institucionalización de la religión.

  5. Sacks, J. (2015). Lessons in Leadership: A Weekly Reading of the Jewish Bible. Maggid Books.Conceptos sobre liderazgo espiritual y la idea de que los grandes líderes crean otros líderes.

  6. Zohar y Luria, I. (Arizal). El Cabello de la Barba de Dios.Derivado de enseñanzas cabalísticas sobre los aspectos divinos menores (Partzufim), particularmente el Arij Anpin (Rostro Largo), que simboliza compasión y liderazgo.

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating

About...

Color logo - no background.png

 Este es ‘FeConCiencia’. Te invito a explorar una perspectiva poco común respondiendo a estas preguntas que nos persiguen en la vida y muchos prefieren evitar.

 

Esto es para los valientes que se atreven a cuestionar y desafiar para profundizar y reforzar en su fe. Es hora de llevar nuestro entendimiento a un judaísmo maduro

Posts Archive

¡Mantente conectado!

Thanks for submitting!

​Suscríbete 

Unete a la comunidad de Whatsapp

Gracias por suscribirte!

© 2024 by J. Levy. Powered and secured by ELYAH

  • Apple Music
  • Spotify
  • Instagram
  • Facebook
  • Youtube
  • TikTok
bottom of page