Sefirat haOmer -El Pan Sagrado

May 09, 202510 min read

Sefirat haOmer -El Pan Sagrado

Por Jack Levy

Hay cosas que no se le ofrecen a Dios.

Por ejemplo, tu pan casero con masa madre, tus afirmaciones positivas escritas en un journal de lino, o tu ego disfrazado de “despertar espiritual”.

No, Dios no acepta ofrendas leudadas.

Y no lo digo yo. Lo dice la Torá.

Pero claro, la espiritualidad moderna tiene otros planes: te enseña que todo es válido, que todo es luz, que “todo suma”. Y así terminamos con gente meditando con cristales en el chakra corona mientras no pueden sostener una conversación sin hablar de sí mismos.

—“Es que ya integré mi sombra.”

—“Estoy vibrando alto.”

—“No quiero relaciones que no me nutran.”

Traducción:

—“Soy incapaz de tolerar el reflejo que el otro me muestra.”

—“Sigo hablando de mí como si yo fuera el centro.”

—“Todo es sobre mí… pero con incienso.”

Nos enseñaron que el ego es malo. Entonces lo disfrazamos de conciencia. Lo inflamos con espiritualidad. Lo fermentamos con “procesos”. Y luego queremos ofrecérselo a Dios… como si fuera puro.

Pero Dios no acepta pan inflado, jametz. Al menos, no todavía.

Primero hay que aprender a desinflarlo. No eliminarlo. No quemarlo. Desinflarlo. Observarlo. Entregarlo.

Y solo entonces… solo entonces tal vez, podamos traerlo de vuelta. Como ofrenda. Como pan. Como historia redimida.

Pero eso —eso es para otro día.

La Torá lo dice una y otra vez:

No traigas pan con levadura a Mi altar.

Nada de jametz.

Ni en Pésaj, ni en ningún sacrificio del año.

“No ofrecerás la sangre de Mi sacrificio junto con jametz.” (Éxodo 23)

“Ninguna ofrenda de harina que presentes a Dios se hará con jametz.” (Vayikrá 2)

Y entonces uno piensa:

“Bueno, claro… es que en Pésaj no se come jametz.”

Pero no.

No es una ley de dieta. Es una ley del altar.

Incluso en medio del año, cuando puedes comer pan, disfrutarlo, venderlo, hacerte un sandwich de shawarma con jocoque si quieres… igual está prohibido traerlo como ofrenda.

¿Raro, no?

Si el jametz no es malo —¿por qué Dios lo rechaza en el lugar más sagrado?

Y justo cuando parece que lo entendemos… llega Shavuot.

Y ese día Dios pide jametz. Dos panes inflados. Con levadura. Como korban.

No como error. Como mitzvá.

Entonces hay algo más profundo aquí. Algo que no nos han explicado bien.

La pregunta ya no es:

¿Por qué está prohibido el jametz?

La pregunta es:

¿Qué tiene que pasar en mí… para que lo que antes era impuro… se vuelva ofrenda?

No harás de ti un dios: El Omer como cirugía del ego

“No tendrás otros dioses delante de Mí” (Éxodo 20:3).
Sí, eso incluye tu imagen de Instagram meditando en Tulum.
También incluye el “yo ya trabajé en mí” que sueltas cuando alguien te confronta.

El problema no es el ego.
El problema es cuando el ego se disfraza de conciencia.
Cuando lo inflas tanto que no sabes si estás sirviendo a Dios… o a tu narrativa.

Por eso el altar rechaza el pan leudado, el jametz —ese pan inflado que se siente más grande de lo que realmente es.
Y por eso, durante 49 días del
Omer, no se ofrece.
Porque aún no está listo para ser elevado.
Aún está lleno de aire, de justificaciones, de “yo soy así”.

El Omer: 49 oportunidades para dejar de mentirte

El Omer es un proceso quirúrgico.
No es un calendario bonito para decorar con flores y sefirot.
Es un mapa emocional que te confronta con tu forma de amar, de poner límites, de conectarte y de huir.

Y sí: cada día, una combinación.
Una emoción dentro de otra.
Una capa que no puedes saltarte si quieres de verdad transformar algo.

Ejemplos crudos y cotidianos del Omer

Favor/bondad dentro del Bondad, Jesed dentro de Jesed – Cuando das para evitar tu vacío (Día 1)
Eres “el que siempre está”. Ayudas, escuchas, rescatas.
Pero si un día no te piden ayuda… te sientes vacío.
Porque no das por amor, das porque necesitas ser necesitado.
Si nadie te necesita, no sabes quién eres.

Gevura dentro del Jesed Límite dentro del Bondad – El caso del hijo en rehabilitación (Día 2)
Tu hijo está en rehabilitación. Se escapa. Llega a casa y te ruega:
“¡Ábreme, por favor, estoy sufriendo!”
Tu corazón grita “abre”.
Pero si de verdad lo amas, no abres.
Porque el amor no siempre se siente bien.
A veces el verdadero bien duele.
Eso es contención. Eso es altar.

Tiferet dentro de Jesed – Equilibrio/compasión (Día 15)
Perdonas todo. Aceptas todo.
Te vendes como “elevado”, pero en realidad no soportas el conflicto.
Ese “yo no juzgo” muchas veces es miedo.
Miedo a poner un límite.
Y el miedo que no se trabaja… se espiritualiza.
Eso también es
jametz.

Netzaj dentro de Netzaj Victoria sin alma – Cuando tu éxito te aleja (Día 22)
“Gané.”
Pero perdiste a tu pareja, a tus amigos, a tu calma.
Tu victoria es soledad con medalla de oro.
Y eso, ante el Cielo, no vale.

Hod dento del Hod Humildad dentro de la humildad – El que ya no necesita decir que cambió (Día 33 – Lag BaOmer)
Ya no hablas de tu proceso: simplemente lo eres.
No necesitas contar cuántas terapias hiciste.
Ya no justificas tu cambio.
Solo estás presente.
Ese es el día de Rashbi, el día 33, la luz que se revela cuando tú… te desinflas.

El yo que se arrodilla… ilumina

Después de todo ese proceso… ya no eres el mismo.
No traes tu ego al altar como trofeo.
Lo traes como historia transformada.

Por eso en Shavuot —y solo en Shavuot— sí se permite el pan inflado con levadura.

Porque ya no está inflado por vanidad.
Ahora está lleno de intención.
Porque pasó por fuego, por llanto, por autoobservación.
Porque aprendiste a mirarlo sin justificarlo.

Ahora sí puedes ofrendar tu historia.
No como alguien que llegó… sino como alguien que caminó, tropezó, cayó y eligió seguir.

¿Por qué no se permite el pan en los sacrificios? ¿Y por qué sí en Shavuot?

La Torá es clara: no traigas pan leudado (jametz) al altar.
Y no lo dice una vez, lo repite varias.
Pan inflado = no entra en lo sagrado.

Pero luego, en Shavuot —el día de la entrega de la Torá, el pico espiritual del calendario— Dios pide dos panes leudados como ofrenda.

Eso rompe todo.

¿No se suponía que el jametz simboliza el ego, el orgullo, lo inflado, lo artificial?
¿No era justo eso lo que teníamos que evitar, eliminar, rechazar?

Entonces, ¿por qué ahora sí?

La respuesta es incómoda, pero profundamente liberadora:

Porque el jametz no es malo. Es prematuro.

No se trata de prohibir el ego.
Se trata de no ofrecerlo al altar mientras sigue sin procesar.

El pan inflado que se rechaza en Pésaj y durante el Omer es el pan de la prisa, de la arrogancia, del “yo lo logré solo”.
Es el yo que aún no sabe de dónde viene ni para quién vive.

El altar no es un lugar para ofrecer lo que te hace grande.
El altar es el lugar para ofrecer lo que reconoces que no te pertenece.

Por eso el jametz no entra. Porque se cree dios.
Y como dijimos: “No harás de ti un dios delante de Mí.”

La clave está en la transformación del ego

Entonces, ¿por qué sí entra en Shavuot?

Porque Shavuot no celebra que seas puro.
Shavuot celebra que hiciste el trabajo.
Que pasaste por el desierto emocional del
Omer.
Que desinflaste tu ego. Que confrontaste tu amor tóxico, tus límites mal puestos, tu necesidad de ganar.

Y que ahora puedes mirar tu historia con gratitud, no con culpa.

El jametz que se ofrece en Shavuot no es soberbia.
Es testimonio.
Ya no dice “mírame a mí”.
Dice: “Mira lo que hiciste conmigo.”

La clave está en la transformación

De pan inflado a pan consagrado

Durante el Omer, el jametz se guarda.
Porque todavía representa ruido, aire, narrativa inflada.
Pero cuando lo sometes al proceso de refinamiento —49 días de autoobservación, honestidad y confrontación emocional— deja de ser pan inflado, y se convierte en pan consagrado.

En Kabalá, esto es el paso del ego reactivo al yo redimido.
Del
kelipá (cáscara) al or (luz).
De lo que ocultaba a Dios… a lo que lo revela.

Por eso solo después de contar el Omer —día por día, herida por herida— puedes traer el pan inflado.

Porque ya no se trata de ti.
Y justo por eso… ahora sí puedes ofrendarte.

La bendición sobre el pan: Hamotzi lejem min haaretz

La bendición dice:

“Baruj Atá Hashem… Hamotzi lejem min haaretz.
“…que saca el pan de la tierra.”

Pero seamos honestos: el pan no sale de la tierra.
Sale el trigo.
Tú lo recoges. Lo mueles. Lo mezclas. Lo fermentas. Lo horneas.

¿No lo hiciste tú?
Sí… pero no del todo.

Cada semilla, cada gota de lluvia, cada rayo de sol, fue dado.
Tu cuerpo, tu energía, tu inteligencia para amasar y hornear… también fueron dados.

Por eso decimos esa bendición.
No porque Dios literalmente saque baguettes de la tierra, sino porque nos recuerda que incluso lo que “hicimos”… no empieza ni termina en nosotros.

El pan como oración

Durante 49 días trabajas tu alma como si estuvieras horneando pan.
Desinflando. Observando. Amasando con conciencia.

Y entonces, cuando dejas de creer que todo depende de ti… recién entonces puedes traer el pan al altar.

Porque ya no está lleno de “yo lo hice”.
Ahora está lleno de “gracias por darme las manos para hacerlo”.

Que cada pan que prepares sea una oración.
No solo por el alimento.
Sino por la conciencia de saber que incluso lo que haces tú… no lo haces solo.

Que tu historia no sea una torre de mérito personal.
Que sea una ofrenda horneada con gratitud.
Que tu
jametz ya no sea orgullo inflado, sino pan consagrado.

Y que cuando digas “Hamotzi lejem min haaretz”, no estés agradeciendo solo por el pan, sino por haber aprendido a no hacer de ti… un dios.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS

Tanaj

  1. Éxodo 20:3“No tendrás otros dioses delante de Mí” – Base para la lectura simbólica de no hacer del ego un dios.

  2. Vayikrá (Levítico) 2:11

    “Ninguna ofrenda de harina que presentes a Dios se hará con jametz...”Prohibición general de traer pan leudado en los korbanot.

  3. Éxodo 23:18

    “No ofrecerás la sangre de mi sacrificio con jametz…”Confirmación que no solo aplica a Pesaj, sino a todas las ofrendas.

  4. Vayikrá 23:17

    “Traerás de tus casas dos panes leudados como ofrenda de primicias…”El único momento del año donde se exige traer jametz al altar: Shavuot.

Fuentes rabínicas y cabalísticas:

  1. Arizal – Shaar HaKavanotDesarrolla el sistema de las 49 combinaciones emocionales (sefirot) en el Omer como rectificación de las middot (cualidades del alma).

  2. Rambam (Maimónides) – Mishné Torá, Hiljot Tmidim uMusafim 7:9Reitera la prohibición del jametz en las ofrendas regulares y acepta la excepción de Shavuot.

Autores y comentaristas contemporáneos:

  1. Rabbi Jonathan Sacks z”l – Essays on Ethics / Covenant & Conversation (Parashat Emor & Tzav)Refleja sobre el Omer como un proceso de crecimiento moral y el simbolismo del pan como esfuerzo humano que se somete a lo divino.

  2. Rabbi David Aaron – Enseñanzas sobre amor verdadero y límites realesInspiración directa para el ejemplo de “la madre que no abre la puerta” como representación de Guevurá dentro del Jesed.

  3. Aleph Beta (Rabbi David Fohrman y el equipo editorial)Video y artículo: “What Is Chametz Doing Here?”Exploran la conexión entre jametz, ego y ofrenda en contexto de Shavuot.https://www.alephbeta.org

  4. Ashrei / Salmo 145:16

“Poteaj et yadeja, umasbia lechol jai ratzón”Base para la idea de que todo lo que recibimos es dado, incluso cuando parece que “lo hicimos nosotros”.

Te voy a decir lo que debo, no lo que quieres, Bienvenido!

Jack Levy

Te voy a decir lo que debo, no lo que quieres, Bienvenido!

LinkedIn logo icon
Instagram logo icon
Youtube logo icon
Back to Blog

Únete a la comunidad de Whatsapp

CREATED WITH ♥️ BY MAKENA