Noaj -Entre el Mensaje y el Mensajero
- Jack Levy
- 28 oct 2024
- 8 Min. de lectura
Actualizado: 4 nov 2024
Por Jack Levy
¿Alguna vez te has preguntado por qué la vida lanza "diluvios" justo cuando parece que todo está bajo control? ¿Por qué, cuando sientes que finalmente tienes una respuesta, la vida—o Dios, si prefieres llamarlo así—decide sacudir todo y hacerte empezar desde cero? Es como si el universo se divirtiera viendo cómo te las arreglas cuando te quitan el piso. En la historia de Noaj, Dios no solo eliminó a los humanos corruptos, sino que decidió borrar toda la creación: plantas, animales, ecosistemas completos. ¿Por qué destruir hasta el último rincón de su propia obra? ¿Qué sentido tiene empezar de nuevo desde cero?
La Misión de Noaj

En este diluvio, Noaj se convierte en el protagonista de una misión gigantesca y absurda: construir un arca, llenar cada rincón con una muestra de la vida en la tierra, y flotar sobre un mar de destrucción. La magnitud de esta tarea es casi inconcebible: recolectar animales de todas las especies, almacenar alimento suficiente, y prepararse para un futuro incierto sin saber cuándo ni cómo terminará. Durante cuarenta días y cuarenta noches, la lluvia no cesa. Noaj y su familia, junto con los animales, quedan a la deriva, aislados del mundo exterior. Después de cuarenta días de caos, queda a la deriva, sin saber qué vendrá después. Y cuando todo termina, la primera orden es abrir la puerta. Sí, Dios fue quien cerró el arca para protegerlo, pero ahora es Noaj quien debe atreverse a abrirla y enfrentar un mundo nuevo, desconocido, lleno de incertidumbre.
¿Y después de todo eso? Noaj se desmorona.
El Vacío Existencial

Después de ser salvado y cumplir su misión, Noaj cae en un vacío total. Todo el propósito de su vida se desvanece. Este "síndrome del vacío" es lo que los psicólogos llaman vacío existencial. Ocurre cuando aquello que le daba sentido a tu vida desaparece. Te esfuerzas, lo logras, y luego... nada. El éxito, los logros, la estabilidad que parecían ser el objetivo final de repente se sienten vacíos. Y ahí es cuando te preguntas: ¿ahora qué? Sin un propósito real, algo que venga de lo más profundo de ti, te sientes perdido y sin rumbo. Es ese mismo vacío que muchos sienten después de alcanzar una gran meta. Te esfuerzas, llegas a la cima, y te das cuenta de que el éxito no llena ese hueco. Bienvenido al vacío.
La Necesidad de Destruir para Renovar
¿Por qué destruir todo? Rabbi Sacks dice que el diluvio fue una forma extrema de purificación. Dios no destruye por ira o venganza, sino para reiniciar, borrar la corrupción y empezar de nuevo con un entorno limpio, lleno de nuevas posibilidades. Es un "borrón y cuenta nueva" necesario, un acto de limpieza total que elimina todo lo que impide una conexión real con el Creador. En nuestras vidas, estos "diluvios" son la oportunidad de una transformación radical: una sacudida brutal que nos obliga a deshacernos de todo lo que nos contamina.

De hecho, el origen del nombre de Noaj nos da una pista sobre su papel y propósito. Su padre, Lemej, le dio el nombre Noaj porque, según los sabios, fue el primer emprendedor que creó herramientas para facilitar el trabajo del campo, lo que trajo naham, consuelo, al duro trabajo de la tierra. Rabbi David Foreman explica que, cuando ponemos nuestras esperanzas en algo o alguien, perdemos la conexión con nuestro Creador. Si el propósito del mundo es reconocer a nuestro Creador, depender de herramientas o intermediarios nos lleva inevitablemente a la idolatría. Por eso Dios destruye y reconstruye todo, para reorientarnos hacia Él.

Rabbi David Foreman también señala que Dios cierra el arca, pero Noaj es quien debe abrirla. Dios protege a Noaj en medio de la tormenta, pero cuando las aguas bajan, Noaj tiene que salir por su cuenta. La salvación no está completa hasta que decidimos avanzar por nosotros mismos. Dios puede cuidarnos durante la tormenta, pero el renacimiento empieza cuando decidimos actuar. En algún momento, hay que abrir la puerta y enfrentarse al mundo, con todos sus riesgos. No puedes quedarte en el arca para siempre, porque lo que antes te salvó, ahora te limita.
Después del diluvio, Noaj ofrece un sacrificio y Dios establece un pacto con la humanidad, prometiendo no volver a destruir el mundo de esta manera. Parecería un final feliz, pero no es así. Noaj se desmorona, se embriaga y cae en la inconsciencia. La gran misión ha terminado, pero ahora se encuentra sin propósito, sin rumbo. ¿Cómo seguir adelante cuando la meta ya no está? Este vacío es algo que muchos enfrentamos: después de alcanzar un gran objetivo, nos quedamos sin dirección, perdidos en la rutina. Es fácil caer en distracciones que nos desconectan de nuestra verdadera esencia cuando no encontramos un propósito que vaya más allá del logro en sí. Este es el punto donde empieza un desafío aún mayor: identificar qué nos mueve internamente y cómo podemos evitar depender de elementos externos para encontrar ese propósito.
La Idolatría de los Intermediarios

Mario Sabán habla de la "idolatría de los intermediarios": la sociedad, la religión, la cultura nos enseñan a depender de maestros, de figuras externas, de estructuras que parecen tener todas las respuestas. Terminamos idolatrando a esos "intermediarios", creyendo que ellos nos conectarán con lo divino. La idolatría no es solo adorar estatuas; es también cualquier dependencia excesiva de algo externo.
En el judaísmo moderno tenemos la tendencia de idealizar a algunas figuras rabínicas. Incluso se ha establecido la tradición de hacer retratos de ellos, lo cual es peligroso, ya que la Torá fue clara al prohibir las imágenes, precisamente para no perdernos con el mensajero sino lograr comprender el mensaje. Ni siquiera la Torá, al hablar de los patriarcas, oculta sus errores; esto nos enseña que los seres humanos son falibles y que nuestra conexión debe ser con el mensaje, no con quienes lo transmiten. Cuando ponemos nuestra fe y propósito en algo externo, eventualmente ese algo se agota, y nos quedamos sin nada. Creemos que necesitamos intermediarios para llegar a Dios, pero lo único que hacemos es construir más barreras.
La Luz Interior: Tzohar y el Conocimiento

Rabbi Sacks menciona el tzohar en esta perasha, algo que los sabios no terminan de definir: ¿era una ventana o una piedra preciosa que iluminaba el arca de Noaj? Los sabios no discutían por discutir; cada palabra tiene un significado profundo. Esta contradicción aparente nos lleva a una pregunta clave: ¿de dónde viene nuestra luz? ¿Sale de dentro, como una piedra que brilla por sí misma, o necesitamos algo externo, como la luz que entra por una ventana? En la Cábala, el tzohar simboliza el poder del alma para brillar desde su esencia, para reflejar lo divino que llevamos dentro. Pero, como dice Rambam, la luz externa, el conocimiento del mundo, también puede iluminarnos. Rabbi Sacks nos deja algo claro: necesitamos ambas fuentes. Una luz que viene de nuestra conexión personal con lo divino y otra que se nutre de lo que aprendemos afuera. Al final, la pregunta es sencilla: ¿vas a depender siempre de algo externo o serás capaz de generar tu propia luz? Depender de la luz externa está bien, pero aprender a ser tu propia fuente de luz es lo que realmente te hará avanzar.
Espiritualidad Independiente
Después del diluvio, el verdadero reto de Noaj era aprender a valerse por sí mismo, a conectar
con Dios sin depender del arca. La Cábala dice que se trata de transformar lo peor de nuestra naturaleza para acercarnos a lo divino, elevando cada acción hacia el propósito del tikún olam, la reparación del mundo. Y eso mismo debemos hacer nosotros: encontrar sentido desde adentro, incluso cuando todo se desmorona. Como decía Kant, no es solo seguir reglas, es tener una brújula interna que te guíe cuando todo se pone difícil. Ser nuestro propio líder implica tener conocimiento, y para eso hay que estudiar. No podemos quedarnos encerrados en nuestro propio mundo; debemos oscilar entre la luz propia y la luz externa. No se trata de encerrarnos en nuestras ideas ni en las ideas de otros, porque ambas cosas son formas de idolatría.

Actuar con verdadera libertad significa basar nuestras decisiones en lo que realmente importa, sin depender ciegamente de nada ni de nadie. Resiliencia no es aguantar golpes; es enfrentar el caos, darle sentido donde antes había vacío. Si no lo hacemos, nos pasa como a Noaj: nos perdemos y buscamos cualquier cosa que nos distraiga, algo que solo nos aleja de quienes somos en realidad. El verdadero reto es construir una identidad que no dependa de lo externo, sino de una conexión profunda con la luz divina que reside en nosotros mismos. Porque si no lo hacemos, el vacío nos consume, y perdemos el rumbo, como le pasó a Noaj.
El Equilibrio
La historia de Noaj nos deja una enseñanza poderosa y brutal: no importa cuántas veces logres sobrevivir a tus "diluvios"; en algún momento, tendrás que salir del arca y enfrentar un mundo nuevo, lleno de incertidumbre. La seguridad es temporal, y la verdadera transformación ocurre cuando asumes la responsabilidad de avanzar por tu cuenta.

El tzohar, la fuente de luz en el arca, simboliza también la fuente de luz en nuestra vida. ¿Es una luz que viene de afuera o que brilla desde dentro? Ambas son importantes, pero la verdadera conexión ocurre cuando aprendemos a encontrar la luz directamente, sin filtros ni barreras. Después de cada diluvio, no te conformes con la seguridad de lo conocido. Sal del arca. Atrévete a abrirte a lo nuevo. Usa tu vacío como un espacio para recibir más luz, para encender tu tzohar interno, esa chispa que puede brillar en medio de la tormenta o iluminarse con la apertura al conocimiento.
Porque al final, la misión nunca termina. El verdadero sentido de la vida es aprender a ser nuestra propia fuente de luz en cada nuevo mundo al que lleguemos. Y si no tienes miedo de caerte, descubrirás que siempre puedes levantarte y brillar más fuerte que antes. No se trata de evitar las caídas; se trata de abrazarlas, de reconocer que cada golpe es una oportunidad para reconstruirnos más fuertes, para aprender y evolucionar. La vida no está esperando a que sobrevivas, está esperando a que te levantes y luches. Que seas imparable. Que no dejes de brillar, incluso cuando el mundo intente apagarte. La verdadera victoria no es llegar, es levantarse cada vez que te tiran. Es entender que siempre hay más por dar, más por crecer, más por iluminar. Así que sal del arca, sin miedo. Brilla con tu luz propia, porque el mundo necesita esa luz, y Dios igual que tú merece verla arder sin límites..
Bibliografía y Referencias
Bibliografía:
Foreman, D. (n.d.). AlephBeta [Sitio web]. Recuperado de https://www.alephbeta.org/
Sabán, M. (2021). Las estrategias del Satán. Barcelona: Editorial Jojmá Ediciones.
Sacks, J. (2009). Covenant & Conversation: A Weekly Reading of the Jewish Bible: Genesis: The Book of Beginnings. London: Maggid Books.
Rambam (Maimónides). (1963). The Guide for the Perplexed (M. Friedländer, Trans.). New York: Dover Publications. (Trabajo original publicado en el siglo XII)
Kant, I. (1993). Grounding for the Metaphysics of Morals (J. W. Ellington, Trans.). Indianapolis: Hackett Publishing Company. (Trabajo original publicado en 1785)
Referencias :
Mario Sabán es mencionado en referencia a la idolatría de los intermediarios en su libro Las estrategias del Satán.
Rabbi David Foreman es citado de su trabajo en AlephBeta, un sitio web donde enseña lecciones de la Torá.
Rabbi Sacks y su obra sobre el tzohar y el análisis de Noaj se encuentran en su libro Covenant & Conversation.
Rambam (Maimónides) es citado por su concepto del conocimiento externo que ilumina, mencionado en The Guide for the Perplexed.
Kant es citado para hablar sobre la autonomía moral en Grounding for the Metaphysics of Morals.
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