Nitzavim -Escoge la Vida
- Jack Levy
- 23 sept 2024
- 9 Min. de lectura
Por Jack Levy M.
Te voy a hacer una pregunta que incomoda: ¿qué historia te cuentas para justificar lo que te frena? No es lo que te falta lo que te detiene, sino cómo decides ver lo que ya tienes. Parece simple, pero nos pasamos la vida convencidos de que lo que necesitamos está fuera de nuestro alcance, sin nunca cuestionar si eso es verdad.

La Torah en Parashat Nitzavim lo expone con brutal claridad: "Lo revelado es del hombre y lo oculto es de Dios." Lo que vemos, lo que creemos entender, es solo la punta del iceberg. Lo que no ves, lo que no comprendes, es lo que realmente importa. Y es justo ahí donde nos quedamos atrapados.
Nos obsesionamos con lo que está frente a nosotros, lo que parece tangible: el éxito del otro, la vida del otro, las bendiciones del otro. Pero la Torah te lanza una advertencia casi poética: todo eso es fachada. La verdadera pregunta es: ¿qué haces con lo que no ves, con lo que no entiendes? Porque ahí, en lo oculto, están las respuestas que realmente buscas.
Hoy vamos a destapar esa parte de ti que prefiere compararse, que prefiere quejarse de lo que no tiene. Pero no lo vamos a hacer mirando hacia afuera, sino aprendiendo a ver más allá. Porque el verdadero reto está en cómo manejas lo que no puedes controlar, y ahí está la clave de todo.
La Torah te reta aún más: "He puesto delante de ti vida y muerte… elige la vida." Esto no es una frase bonita para pegar en la pared. Es un llamado a tomar decisiones reales, a dejar de ver solo lo evidente. Si no aprendes a mirar más allá de lo superficial, estás eligiendo morir, poco a poco, con cada decisión que tomas. No me refiero a la muerte física, sino a una muerte mucho más peligrosa y sutil: la muerte de tu capacidad de crearte auténticamente. Esa lenta desaparición de lo que te hace único, de lo que te impulsa a tomar control sobre tu propia vida y decisiones.
Resumen de la Parasha:
Parashat Nitzavim es una de esas lecturas que, a primera vista, parece hablar de cosas simples: la vida y la muerte, las bendiciones y las maldiciones, el bien y el mal. Pero, como en todo, las cosas no son tan obvias como parecen. Lo que está en juego aquí es más que una simple elección entre lo bueno y lo malo. Lo que se nos está pidiendo es que aprendamos a ver más allá de lo que está frente a nuestros ojos.

Dice la Torah: “Lo revelado es del hombre, y lo oculto es de Dios.” Esto plantea una de las preguntas más profundas de nuestra existencia: ¿Cómo tomamos decisiones cuando solo conocemos una parte de la realidad? Porque lo que está revelado es lo que podemos ver y entender, lo que está a nuestro alcance. Pero lo oculto... lo que está más allá de nuestro control, de nuestro entendimiento, es un territorio divino, y ahí es donde realmente se mueven las cosas.
Entonces, ¿qué hacemos con esto? ¿Cómo navegamos una vida en la que solo vemos una parte del cuadro? La Torah lo deja claro: se trata de elecciones. De vida o muerte. De bendición o maldición. Pero estas no son decisiones que hacemos una vez y ya. Son decisiones diarias, casi constantes, que determinan quiénes somos y en qué decidimos convertirnos.
Y aquí es donde entran las preguntas difíciles que vamos a enfrentar hoy:
¿Cómo aprendemos a vivir con lo que no entendemos?
¿Cómo dejamos de compararnos con lo que los demás tienen o parecen tener?
¿Qué significa realmente elegir la vida cuando lo que nos rodea parece una serie de elecciones predeterminadas?
¿Qué nos hace pensar que estamos en control de algo? ¿Realmente lo estamos?
¿Cómo dejamos de ser víctimas de la historia que nos contamos a nosotros mismos?

Voy a ser honesto contigo: lo más peligroso de la vida no es lo que no sabes, sino lo que crees saber. Lo que te pasa es que te quedas atrapado en las historias que decides contarte sobre ti mismo y los demás. No eres tan libre como crees. Tu mente, condicionada por años de cultura, comparaciones y expectativas, te tiene preso. Y lo peor es que muchas veces ni siquiera lo notamos.
Parashat Nitzavim nos recuerda algo fundamental: lo revelado es del hombre, lo oculto de Dios. ¿Qué significa esto realmente? Que lo que ves a tu alrededor es solo una parte del gran tejido de la realidad. Estás viendo solo el borde del tapiz, los hilos sueltos que cuelgan. Pero, ¿qué hay detrás? Esa es la parte oculta, la que no puedes entender con los sentidos, la que pertenece a algo más grande. Y es aquí donde entra el verdadero reto: aceptar que no tienes el control sobre todo lo que ves.
La Kabbalah nos enseña que todo lo que existe es parte de un proceso dinámico entre ocultamiento y revelación. Uno de los conceptos clave para entender esto es el Tzimtzum, que describe cómo Dios, en un acto de infinito amor, se "autocontrajo" para crear espacio en el cual el universo pudiera existir.
Imagina esto: antes de la creación, la luz de Dios lo llenaba todo. No había espacio para nada más. Entonces, Dios "contrajo" esa luz, no como un acto de pérdida, sino para permitir que algo más existiera: el mundo y nosotros dentro de él. Este proceso no significa que la realidad divina haya desaparecido, sino que se ocultó. Lo que vemos en el mundo físico es una versión limitada de esa realidad infinita.
Ahora, este ocultamiento es clave, porque crea el espacio para algo que no podría existir de otro modo: nuestra libertad de elección. Si la luz de Dios lo inundara todo, no tendríamos autonomía, no podríamos decidir ni crear. En el espacio de ese ocultamiento, surge la posibilidad de elegir, de ser, de participar en la creación.
El Tzimtzum, entonces, es como un rompecabezas fracturado. Dios nos da las piezas y nos deja la tarea de reconstruir esa unidad a través del Tikkun (la reparación). Este proceso de Tikkun no solo es nuestra responsabilidad de reparar el mundo, sino también de reparar la conexión con lo divino. Al ejercer nuestro libre albedrío, cada vez que elegimos bien, tomamos una de esas piezas y la devolvemos a su lugar original. Así, Dios se “autoexilió” por amor, para darnos la oportunidad de existir y elegir, y nosotros tenemos la tarea de devolver esos fragmentos de luz al todo.

En otras palabras Nosotros somos el mesias de Dios, es decir ahora nos toca a nosotros salvar a Dios de su exilio. Y asi como el se exilio por amor, nosotros debemos redimirlo con el mismo amor a traves de nuestro mejor Yo, y lo logramos cada vez que no reaccionamos impulsivamente. Cuando elegimos no actuar desde el ego o desde el instinto, estamos creando una autolimitacion, donde Dios puede revelarse. Ese es nuestro Tzimtzum personal: el autocontrol, la capacidad de contenerse, de respirar antes de actuar. Cada vez que no llenamos el vacío con reacciones impulsivas, abrimos una puerta para que lo divino se manifieste en nuestras decisiones. Porque el verdadero poder no está en llenar el vacío con cualquier cosa, sino en dejar que algo más grande se revele en él. y cuando hacemos esto regresamos a Dios de su exilio.
Ahora bien, esto no se trata solo de aceptación pasiva. Aquí es donde entra la psicología existencial de Viktor Frankl. Frankl, un sobreviviente del Holocausto, argumenta que el ser humano tiene la capacidad única de encontrar sentido incluso en el sufrimiento más profundo. ¿Cómo lo logramos? A través de la elección de nuestra actitud ante lo que no entendemos. Frankl no habla de negar el dolor o la injusticia, sino de trascender la superficie y entender que lo que no controlamos también tiene su propósito. Él llama a esto "logoterapia", la búsqueda de sentido en lo aparentemente absurdo.

Y ahora entra otra capa, desde la filosofía. En la obra de Nietzsche, el concepto del eterno retorno habla de cómo la vida no es lineal, sino cíclica. Volvemos a enfrentarnos a las mismas situaciones una y otra vez hasta que aprendemos a verlas con una nueva perspectiva. Y esto no es casualidad. La vida te seguirá presentando los mismos escenarios, las mismas pruebas, hasta que aprendas a elegir distinto.
¿Te has dado cuenta de que caes en los mismos patrones? Las mismas quejas, los mismos problemas. Eso es el eterno retorno, y la Torah te da una salida: elige la vida. No solo una vez, sino cada día, en cada pequeño momento.
Pero aquí está la parte más dura: La mayoría de las personas pasan por la vida sin realmente elegir. Viven como una cola que sigue al cuerpo, reaccionando sin dirección. Y aquí viene la conexión con Rosh Hashaná. En esta época del año, pedimos ser cabeza y no cola. La cabeza toma decisiones, la cabeza lidera, marca el camino. La cola, en cambio, reacciona, persigue sin rumbo. Rosh Hashaná nos recuerda que estamos aquí para decidir, no para dejarnos llevar por las circunstancias. ¿Vas a ser cabeza o cola? ¿Vas a elegir conscientemente o seguir reaccionando en piloto automático?
Y aquí es donde todo se conecta. Hace tiempo, mi esposa me enseñó algo simple pero poderoso: no pidas desde el vacío, no pidas desde el "necesito". Pide desde el "prefiero". "Necesito" viene de la carencia, crea un vacío que te consume. "Prefiero", en cambio, viene de la plenitud, desde la confianza en que lo que ya tienes es suficiente, pero no por eso dejas de desear más.
Al decir "prefiero", estás eligiendo la vida desde un lugar de abundancia. No te crees vacíos innecesarios, expande tu vida desde lo que ya tienes. Es también la diferencia entre deseo y necesidad, entre vivir en la plenitud o quedar atrapado en la carencia.

Y aquí es donde entra la enseñanza del Avodat Israel Rab. Israel Hopstein: "Meshane Makom, Meshane Mazal" — cambia tu lugar y cambiarás tu suerte. Pero ese Makom no es solo un espacio físico, es un espacio mental. Cuando tus pensamientos están atrapados en un patrón negativo, es hora de cambiar de lugar. El Makom es tu mentalidad, y la suerte es tu realidad. Si puedes cambiar la forma en que piensas, si puedes "moverte" mentalmente hacia un espacio de gratitud, de confianza, de vida, entonces cambiarás todo lo demás.
Esto es lo que la Torah nos dice en Parashat Nitzavim:
“He puesto delante de ti la vida y la muerte… escoge la vida” (Devarim 30:19).
No es solo una elección externa, es un llamado a cambiar el lugar de nuestros pensamientos, a elegir ver lo positivo, a tomar las riendas de nuestra vida interna. La vida o la muerte están, literalmente, frente a nosotros en cada momento, y la elección está en cómo decidimos pensar, sentir y actuar.
Así que este año, te invito a que te hagas una pregunta fundamental: ¿Qué Makom eliges habitar? ¿Te vas a quedar atrapado en los viejos patrones de pensamiento que te limitan y consumen, o vas a tomar el control y moverte hacia un lugar de abundancia? No hablo solo de "tener" más, sino de ser más. El lugar donde habitan tus pensamientos define tu realidad. Es momento de dejar de ser espectador y convertirte en el autor de tu propia historia.

Porque lo que creas, creas. Pero aquí está la clave: si sigues escribiendo desde el mismo Makom de siempre, la historia será la misma de siempre. Rosh Hashaná no es solo el comienzo de un nuevo año, es la oportunidad de reescribir tu vida. No permitas que tus viejas limitaciones sigan dictando tu destino. No dejes que lo escriba tu viejo Makom.
Este es tu momento. Hazlo con conciencia, con intención, con vida. Escribe un nuevo capítulo lleno de propósito, un Makom de expansión, no de contracción. Porque en ese espacio nuevo, en esa vida que eliges conscientemente, es donde la verdadera bendición te encuentra.
Y al final, recuerda: la vida es el reflejo de lo que eliges ver. Elige ver el potencial, la abundancia, y el camino por delante. Elige ser cabeza, Elige ser creador. Cada pensamiento, cada decisión, es una página más en el libro de tu año. Escribe tu mejor versión.
Bibliografía y Referencias:
Torah (Devarim/Deuteronomio 29:28 y 30:19)
Texto de la Torah referente a Parashat Nitzavim, sobre la idea de "lo revelado es del hombre y lo oculto es de Dios" y "He puesto delante de ti la vida y la muerte... escoge la vida".
Fuente: Tanaj (Torah, Nevi'im y Ketuvim).
Avodat Yisrael - Maggid de Kozhnitz (Rab. Israel Hopstein)
Enseñanza sobre "Meshane Makom, Meshane Mazal", el cambio de lugar como cambio de fortuna, entendiendo Makom no solo como un espacio físico sino como un estado mental.
Fuente: Hopstein, Israel. Avodat Yisrael. Consultado en Sefaria.
URL: Sefaria - Avodat Yisrael(Sefaria)
Viktor Frankl - Psicología existencial y logoterapia
Enseñanza sobre la búsqueda de sentido en el sufrimiento a través de la actitud que elegimos ante lo que no entendemos. Frankl plantea la capacidad de trascender el dolor y encontrar significado en lo aparentemente absurdo.
Fuente: Frankl, Viktor. El hombre en busca de sentido. Editorial Herder, 1991.
Nietzsche - El eterno retorno
Concepto filosófico del eterno retorno, que describe la naturaleza cíclica de la vida y cómo enfrentamos las mismas situaciones hasta que aprendemos a verlas desde una nueva perspectiva.
Fuente: Nietzsche, Friedrich. Así habló Zaratustra. Editorial Alianza, 1999.
Mario Javier Sabán - El exilio y rescate de Dios
Idea de que Dios se autoexilió en el acto del Tzimtzum y cómo el ser humano tiene el poder de "rescatar" a Dios, participando en la redención a través de su mejor versión.
Fuente: Sabán, Mario Javier. Daat: El conocimiento. Las 44 energías ocultas del Árbol de la Vida. Editorial Sabán, 2021.
Portada por @iraf
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