¿Te cuesta trabajo dormir? ¿Te sientes vacío después de rezar, como si tus palabras rebotaran en el techo sin tocar nada ni a nadie?
Entonces escucha bien: ponte a rezar, pero hazlo de verdad. No me hables de repetir oraciones de memoria. No me digas que llevas años diciendo lo mismo sin sentir ni una chispa de conexión. Tú no naciste para vivir en automático, y mucho menos para rezar en piloto automático.
Este libro no es para cualquiera. Es para los valientes. Para los que están dispuestos a cuestionar lo que siempre dieron por hecho. Para los que ya no se conforman con rezar por costumbre y quieren empezar a rezar con intención.
No necesitas ser rabino, ni sabértelas todas. Solo necesitas estar harto de rezar sin sentir. Este libro es como si te lo escribiera tu vecino que ni sabe qué es una kipa, pero que aprendió —a punta de frustración— a convertir el rezo en una experiencia viva.
No vengo a darte cátedra, vengo a compartirte lo que me dolió, lo que me despertó y lo que, quizá, te despierte a ti también.
Si este libro llegó a tus manos, no es casualidad. Tal vez estás listo. Tal vez ya no te alcanza con repetir. Tal vez necesitas una sacudida espiritual con sentido, con alma... y con una que otra carcajada.
Atrévete. Cuestiona. Reza diferente.
No porque tengas que hacerlo, sino porque ya es hora de que empieces a sentir lo que dices.